La LOE surge por la necesidad de regular en sus aspectos esenciales el proceso de la edificación, estableciendo las obligaciones y responsabilidades de los agentes que intervienen en dicho proceso (proyectista, director de obra, director de ejecución, promotor, coordinador de seguridad, constructor…), así como las garantías necesarias para el adecuado desarrollo del mismo, con el fin de asegurar la calidad mediante el cumplimiento de los requisitos básicos de los edificios y la adecuada protección de los intereses de los usuarios.
En el artículo 2 se establece que se entiende por edificación, y los distintos usos de la misma.
En virtud al cumplimiento del artículo 3 requisitos de la edificación, se desarrolló el actual Código Técnico de la Edificación.